El Corte Inglés lleva anunciándolo durante meses y en el calendario van pasando los días. Pero parece que tú todavía no estás preparado para la vuelta al cole.
Deja de llorar sobre la arena y de intentar parar el tiempo con trucos de bruja barata. Nada ni nadie te va a librar de esta.
Yo, que era de esas que esperaban ansiosas el comienzo de las clases, te diré que no es tan malo. Al cole, a la universidad o al trabajo, la vuelta a la rutina te espera con los brazos abiertos. Es mejor que no mires atrás porque no te va a servir de nada.
Como si de la pócima para crear a las Supernenas se tratara, lo mejor que puedes hacer es afrontarlo con positivismo y con azúcar y cosas bonitas.
Por supuesto, hay varias cosas que no debes olvidar para que esta vuelta al cole te salga redonda:
En primer lugar tienes que lucir el moreno (o al menos el color de persona con salud y vitaminas) que has adquirido durante las vacaciones. Paséate con gracia. Talón, punta, talón punta. El colorcito en la cara te sienta bien, este es tu reality de supermodelo particular.
Enseña las fotos adecuadas. A nadie le interesan tus 400 fotos en Gandía (tu playa, tu alegría) o en la verbena de tu pueblo. A no ser que hayas estado en Tailandia o derivados, no te pases enseñando tus fotos del verano.
Sin embargo, si has estado en Tailandia sí, tienes carta blanca para dar envidia y para restregarle a todo el mundo tu maravilloso verano. También puedes invitarme el año que viene para que ambos seamos felices.
Elige la ropa que vas a llevar. Este era un ritual típico de mis vueltas al cole; los días previos pensaba concienzudamente en lo que me iba a poner. Nunca sabes con quién te vas a encontrar en el ascensor, a lo mejor te descubre un agente y soluciona tu futuro. La noche anterior deja la ropa preparada como deberías haberlo hecho toda la vida con tu uniforme del colegio de monjas.
Cárgate de tuppers. Si tienes que llevarte la comida – oh, mundo cruel – lo mejor es que empieces ya a preparar tus mejores platos y hagas hueco en el congelador. Cuando pasas las vacaciones con tu familia es una buena idea que dejes caer discretamente que al llegar a tu casa tendrás el frigorífico tan vacío como tu alma.
Con un poco de suerte te darán comida para entre 1 semana y 3 meses, depende de lo delgado que te hayan visto o la pena que les hayas dado.
¡A Dios pongo por testigo que jamás volveré a pasar hambre!
Plantéate metas. Este es el momento, cuando lo haces en Nochevieja ya es demasiado tarde. Septiembre es el comienzo del nuevo curso, que es mucho más importante. ¿Quieres apuntarte al gimnasio? ¿no vas a volver a dejar las cosas para última hora? ¿tienes en mente encontrar a tu amor verdadero?
Ya va siendo hora de que te centres, tía.
Disfruta del recreo. Oh, el recreo, dulce motivador de las juventudes. Tanto si estudias como si trabajas, tienes que aprovechar esos pequeños descansos en los que te tomas un café, una pieza de fruta – qué sano, qué bueno -, o decides pasar de todo y robarle las galletas de chocolate a tus compañeros.
Esto es importante: no te quejes. Has tenido que preparar todo, tienes sueño, se te ha caído el Cola Cao encima en el desayuno…BASTA. Está permitido que digas que tienes depresión postvacacional 1 vez, incluso 2. Pero de verdad, a nadie le importa.
Y no hay nada más horroroso que una persona quejándose continuamente.
Ahora sí, cárgate la mochila a la espalda y sal por la puerta con la cabeza bien alta: La vuelta al cole no podrá contigo.
Vas a arrasar por la vida.
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