Después de mucho reflexionar sobre cómo enfocar este artículo, una cosa tengo clara, que todos aquellos que viven ajenos a la glamurosa vida del Clan Kardashian son unos afortunados. La exposición de sus vidas, desarrollada como en una galaxia paralela, está al borde de saturarme.
Reconozco que siempre he sido muy fan de las Chicas K: Kim, Kourtney, Klhoé, Kendall, Kylie y Kris (también de Caitlyn la nueva mami, que aunque no empiece por K, es como si fuera una de ellas) y sigo sus aventuras en Instagram desde hace tiempo. Empecé siguiendo a Kim y a su simpático marido, pero cuando empiezas con una, el resto no tarda en estar en la lista de seguidos. Y sin saber cómo, acabo siguiendo el perfil de su marca de ropa para niños, sin tener hijos.
Pero hasta aquí hemos llegado porque subiendo tantas fotos se repiten más que el ajo y, poco a poco, van dejando de ser interesantes. El problema es que están presentes más allá de las redes sociales, por ejemplo, Klhoé acaba de publicar un libro de autoayuda y combina su faceta de escritora con la gestión de DASH, la línea de ropa que inició junto a Kim y Kourtney. También han lanzado una marca de productos para el cuidado del cabello ¿podremos parecernos los mortales más ellas si los utilizamos?
Aplicaciones para móviles para poder sentirnos una más de ellas viviendo, aunque sea de manera ficticia, su vida; y cómo no, el famoso reality show Keeping up with the Kardashians que lanzó a la fama a la familia al completo. Desde entonces pasean modelitos lujosísimos, derrochando amor y complicidad a todas horas.
Pero tanto mundo superfluo y plastificado, en el que parece que entre ellas compiten por ver quién tiene los labios más gordos y las curvas más exuberantes, han acabado por aburrirme. Es mi sensación, o ¿parece que todas están cortadas por el mismo patrón? (menor dicho, cirujano).
O, puede que sea envidia lo que me corroe por dentro.
¿A quién no le gustaría asistir al cumpleaños del diseñador del momento, Oliver Rousteing? ¿O a una fiesta de temática años 20 que tiene como invitado a Will Smith? ¿O, incluso, ser un Ángel de Victoria’s Secret? Sus vidas son un no parar y como su fama aumenta al vertiginoso ritmo que crece el número de K’s en sus perfiles de Instagram, parece que tenemos show de las Kardashian para rato. Mientras tanto, toca seguir disfrutando (o muriendo de envidia) con sus fotos en Instagram.
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