La resaca de los Goya 2016 aún me dura (y supongo que Cesc Gay seguirá celebrándolo por todo lo alto) y únicamente puedo recordar cómo Dani Rovira, presentador por segunda y, espero, última vez, intentaba ligar de broma con Penélope Cruz, mientras Javier Bardem le miraba con instinto asesino y Manuela Carmena era maldecida por enésima vez por no conseguir que el amor entre el cómico y la de Alcobendas triunfase.
Realmente, prefería haber olvidado ese momento para siempre. En cambio, se me quedará grabada a fuego la incomodidad de la Pe que, a pesar de haber protagonizado con Rovira el spot para la gala de este año, se mostraba sin química, sosa y con ganas de irse a tomar alguna copa para llorar el hecho de que Natalia de Molina le hubiera arrebatado el cabezón; una incomodidad que los espectadores también hemos sufrido a veces con las cintas que Penélope Cruz ha protagonizado. Esta semana se estrena Zoolander 2 y tiene pinta de que la Pe nos la va a liar de nuevo con un papel insoportable y una película mediocre.
Yo aprecio mucho su talento, estoy en contra del linchamiento que sufre a veces y reconozco su maestría para desenvolverse como pez en el agua en numerosas y buenas películas españolas. Sin embargo, por capricho del destino o por necesidad de comer (en alguna de sus viviendas millonarias), la carrera de Cruz se ha tornado irregular e inestable, dejándonos interpretaciones en las antípodas de Volver, Todo sobre mi madre o La niña de tus ojos; películas para pedir un whisky con hielo y olvidar.
Piratas del Caribe: en mareas misteriosas
Que a esta saga se le fue la olla hace mucho tiempo es algo que todos sabemos. Que Penélope Cruz estaba completamente forzada y sin gracia, es algo de lo que también nos acordamos. Pero lo cutre de verdad viene cuando te enteras que las escenas de acción las grabó su hermana, Mónica Cruz, porque la Pe andaba embarazada. Escenas de acción, por cierto, sin ritmo, patéticas y que bien podría haber realizado la pequeña Luna, hija de la actriz.
Bandidas
Penélope Cruz no está hecha para el humor. Lo siento, tiene una expresión demasiado seria y fría. El drama es su medio natural y cuando la sacas de ahí para ponerle en una cinta cuyo único objetivo es aprovechar la sexualización de sus dos protagonistas para vender más, se estrella con un estrepitoso estruendo. Una actriz puede estar mal dirigida, pero ella pudo leer el guión previamente al rodaje y aceptó. Dijo “sí” a una historia pobre, ridícula, con personajes tristes y lamentables que conforman unos cuantos minutos de algo que aún no he sido capaz de describir. Y tampoco se esforzó demasiado en disimularlo. No sé cómo Salma Hayek y Cruz se prestaron a esto. Espero que al menos se divirtiesen.
Nine
En mi pueblo esto es lo que se llama mucho ruido y pocas nueves. Película bonita y fallida a partes iguales que no solo puso en evidencia el talento de Rob Marshall como director, sino que también puso en evidencia la poca soltura de Penélope en el canto y en el baile. Su personaje, además, era plano y soso, como el resto del reparto. Ni lujo ni millones: las hostias de taquilla y crítica fueron sonadas; el largometraje hacía aguas por todos los lados.
Vanilla Sky
Con lo bien que estaba Abre los ojos, tan redonda y memorable como la recuerdo después de unos años… Cruz podía haber sido menos ambiciosa y no protagonizar también el remake de la película de Alejandro Amenábar. Pero no, decidió colaborar con esa mala y nefasta copia para hacer de bailarina española sin sangre en las venas. Aunque Pe lo hace mal, porque tampoco este proyecto daba más de sí, ¿cuál es la razón por la cual Tom Cruise lleva toda la vida haciéndolo así de mal?
El consejero
Y de nuevo, un reparto estelar y de lujo para una película mediocre en la que Penélope Cruz tiene un personaje sin importancia, sin peso y que anda perdida a lo largo de la frontera de México. Acaba encarnando la mujer florero que sufre y ve cómo su marido de la ficción se mete en el negocio de las drogas, con su marido en la vida real, para pagar la boda. Y ella, como no sabe hacer otra cosa, sufre durante 113 minutos con la misma cara. Hasta en la escena de sexo con Michael Fassbender tiene la misma expresión.
Gothika
Aquí, la Pe encarna a una enferma internada en un hospital psiquiátrico porque su padrastro abusó de ella. Sí, yo tampoco le encuentro sentido, pero la propuesta parecía interesante. Claro, las apariencias engañan y Gothika acaba siendo lo que todo el mundo esperaba realmente: una historia vacía, típicos sustos para una mala película de terror, personajes estereotipados y actuaciones forzadas y exageradas que acompañan a una Halle Berry igual de pavisosa que siempre.
Bonus: Vicky Cristina Barcelona
Penélope Cruz se llevó el Oscar a la Mejor Actriz de Reparto por su actuación en esta película de Woody Allen. Sé que el mundo está divido en personas que aman y que odian este largometraje. Yo me inclino más por considerarla una de las peores películas de Allen y una de las más incomprensibles actuaciones de la Pe; no sé si por culpa del guión, de la dirección o de que ella se ha estancado y ya no da más de sí. Almodóvar, sálvala.
No sé qué llevo peor, si su pésimo acento inglés o que jamás dobla su propia voz en las películas extranjeras.
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