El amor, esa cosa que ha inspirado a Taylor Swift el mejor disco del año, a Adele a escribir letras desgarradoras (con fallos técnicos y todos) incluso a Cali y El Dandee a esperarte para que os sentéis juntos frente al mar. Así es esa emoción que ha inspirado muchos de mis post, muchas novelas, muchas películas y muchas de las cosas que forman parte de nuestra vida. El amor o la falta de él, y sobre todo, las miles de maneras que hay para vivirlo. Y es que por más pocas relaciones que hayamos tenido, hemos conocido diferentes tipos de amor y de relaciones. Y aquí están 10 de ellas, esas 10 que quizás todos hemos vivido, incluso la Taylor, incluso Bebe, incluso Jorge Javier Vázquez, o incluso Ylenia.
1- La relación infantil: Ese amor primero, inocente, ese amor de infancia en donde darnos un beso nos parecía ya una locura que estaba destinada a ser castigada por los dioses, o por los Power Rangers, daba igual. Todo era inocencia, todo era dulzura, todo era felicidad, pero de repente la vida cambia, crecemos y seguimos. Y con ella aprendimos a reírnos, a las cosquillas dentro del estómago y a querer sin más. Y qué corto, pero bonito fue. Como si de Grease se tratara.
2- La relación del pendón: Entonces llega la época de las hormonas, de volverse loco, de no tener nada serio, pero querer tener a alguien. La de tener sexo cuantas más veces al día mejor, la de ser un pendón y ligar con un pendón. No os queréis pero estáis agusto juntos, no os llamáis pareja aunque para los demás lo seáis, y la fidelidad es algo que está sobrevalorado. Lo vuestro es salir, beber, follar, resaca, comer, dormir y volver a follar. Y echarse de menos lo justo. Quizás no dure más de unos meses hasta que se cruce un nuevo amor, o un nuevo pendón.
3- La relación idílica: Esta suele estar antes o después que la del Pendón. Esa relación que dura, que presentas a tu familia, a tus amigos, incluso le presentas a tu psicólogo para que entienda tus dramas, tus dudas y tus inseguridades. Os queréis casar pero no lo decís, sentís que el uno es el complemento del otro, que todo va bien y que los problemas no existen. El problema de estas relaciones es que viven demasiado alejadas de la realidad, y cuando ésta golpea, aunque sea con poca fuerza, acaba destrozándolo todo. Y quizás será la que más felices nos haya hecho, pero también la que más nos duela. Claro, después de la tóxica.
4- La relación tóxica (el master): Si hay una película de amor que merece ser vista es “LOVE” de Gaspar Noé. Ésta sin duda refleja lo que es el amor en su estado más vulnerable y tóxico. Estas relaciones se suelen dar cuando estamos perdidos, cuando estamos en malas épocas, o cuando estábamos con tan pocas luces que nos enamoramos del primer gilipollas que se nos presentó con una polla bonita. Alcohol, dependencias, depresiones, intensidad desbordada, más alcohol, peleas extremas, dramas, sexo, más sexo, más dependencia y más incomprensión, y más secretos y más tira y afloja. De ésta es de la que quizás más se aprende, es como ese zapato bonito que te pones pero te hace daño, pero te lo dejas puesto, hasta que te hace tanto daño que tienes que quitártelo y tirarlo, y puede incluso que te lo acabes volviendo a poner. Pero al final, te lo acabarás quitando, porque te hará mucho daño y porque necesitará tiempo para cicatrizar.
5- La relación de amigos especiales: Esas amistades que nunca fueron amistades, pero que tampoco fueron relaciones. Esos revolcones que luego provocan que seáis las comidilla de vuestro grupo de amigos. Esos besos que se quedaban en la discoteca, pero que no eran igual que otras tonterías. Esas relaciones en las que te quieres, pero nunca más de la cuenta, y en las que follas pero nunca más de la cuenta. Esas que para momentos de soledad vienen muy bien y que además hacen que seas feliz cuando ves que uno de los dos ha encontrado a alguien que de verdad le va a poder dar algo más que tú. Aunque en el fondo sabes, que el sexo ha sido mejor contigo.
6- La relación de dejarse querer: Quizás es una de las más tristes, pero también una de las más comunes. El amor, a veces, es así, que solo viene de un lado. Y bueno, a veces te dejas querer, sin más, sin más aspiración que esperar a que el otro se canse y te mande a tomar vientos, algo así como la relación de Anne Hathaway en One Day. Y bueno, no pasa nada, a veces todos necesitamos dejarnos querer, y algunos, querer a alguien.
7- La relación de la dependencia: Corta, dañina, fea, y triste. Y si bien es verdad que el amor implica depender de cierta manera del otro, eso no significa que tu vida gire entorno al otro. El amor ha de ser complementarse el uno al otro. No sólo a uno, no solo a llorar sus ausencias, o celebrar sus éxitos y beber de ellos. No amigos, esas relaciones nunca duran y si duran, ninguno de los dos acabará siendo feliz.
8- La relación a distancia: El novio de Erasmus, el que se fue a currar fuera, el que vive en el pueblo con sus padres. Todas y cada una de sus vertientes tienen su magia, nos mantienen enganchados al móvil, nos hacen reír con unos cuantos whatsapps. El problema es que muy pocas de ellas avanzan. Pero si alguien logra sobrevivir a ellas y seguir queriéndose, no igual, si no más que el primer día; puede estar ante una de las relaciones más bonitas que tendrá nunca.
9- La relación estable: Y tras los amantes, los polvos, las peleas, los hijos de mamá, los destructivos, los rebeldes… Llega ese momento de tu vida en que paras de buscar, ese momento en el que estás genial contigo mismo, ese momento en que de repente, aparecen esos zapatos cómodos, bonitos (aunque nunca tanto como los dañinos) y que además hacen que tu vida vaya mucho mejor. Esa relación que sabe aprender de los errores, que sabe levantarse, esa relación que dura un montón, porque aunque te quieres mucho, ya no te quieres con la inexperiencia ni con la intensidad de la rebeldía ni de la búsqueda. Esa relación que te hace reír, que es como un amigo, ésa que te hace echar de menos tus tiempos locos, pero que te hace ver, que estás mucho mejor donde estás.
10- La relación que nunca fue: “Déjame fotografiarte en caso de que esta sea la última vez, para recordarnos exactamente como somos ahora” reza ‘When We Were Young’ de Adele, una de las canciones más bonitas de su último disco. Y es que así es ese amor que nunca fue, ese amor que se quedó en ganas de querer, ese amor incondicional, bonito, difícil. Ese amor al que quizás nunca le llegó el momento indicado. Ese que recuerdas entre lágrimas y risas y que te enseña a querer, y que además te enseña que se puede querer durante mucho tiempo. Ese amor que hace que cada vez que veas a esa persona te salte el corazón igual. Ese amor, que nunca fue, y que precisamente por eso, es y será especial.
Amar, querer, vivir y sentir. Que bonito es, y como jode, pero eh, al final es lo que nos hace humanos.
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