El frío que hace no es medio normal. Se te congelan las pestañas, la nariz enrojecida es el protagonista de tus selfies y andas sobre bloques de hielo en vez de pies. Para colmo, el cambio de temperaturas pasa factura en cuestión de segundos. Da igual si entras al metro, a un bar cualquiera o al gimnasio (aunque sea para hacer postureo en el espejo y salir). En un sitio cerrado, te evaporas; y al aire libre, te quedas ties@ cual Olaf. Normal que la gripe sea nuestro pan de cada día. Así no se puede.
Lo más interesante del asunto, no obstante, es cómo combatir la ola siberiana sin perder la dignidad. Me arriesgo a decir que muchos estudiosos se han roto la cabeza pensando en cuál será la clave. ¿De verdad es tan complicado no ir hecho una cebolla para no quedarte como Walt Disney? No es cómodo, ni estético, ni nada positivo. No le pedimos tanto al mundo de la moda, solo que inviertan más minutos en hacer ropa bonita y calentita. Hombre ya.
Aunque pensándolo… Se me ocurre una solución efectiva, al menos a corto plazo. Alegrarse la vista resulta infalible para todo mortal. Hoy, en BFace, te traigo las sonrisas más picaronas para subir la temperatura, estés donde estés. Estimado público lector, guarda esta galería cerquita de ti cuando estés al borde de ser un esquimal. Nos lo agradecerás, y tus facturas de la luz todavía más.
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