Acaba de sobrepasar su ecuador y el Festival de cine fantástico de Sitges ya ha demostrado que su oferta de 169 películas en tan sólo nueve días va mucho más allá del cine de género. Después de dar el pistoletazo de salida con la independiente ‘La bruja’, el certamen ya ha sido noticia por dar cobijo a todo tipo de propuestas. Desde BFace Magazine hemos querido degustar una pequeña selección de su variopinta oferta para dar fe que estos días Sitges es mucho más que la capital del terror. Es toda una grata experiencia para cinéfilos.
LA NOVIA, una preciosa reivindicación del amor en mayúsculas
Comienzan a escasear. Los grandes dramas románticos, esas historias de amor en las que los sentimientos se llevan hasta sus últimas consecuencias, parecen una fórmula en vías de extinción. El romanticismo en su sentido más clásico, en su sentido más trascendental y trágico, es cosa del pasado, de otra época en la que los cuentos de hadas eran más un objetivo que una fantasía. Una época en la que la pasión se presuponía eterna. Por eso se agradece que en la era de las relaciones de quita y pon, una joven aragonesa decidiera dar vigor a una de las grandes obras de García Lorca y que lo hiciera, además, volcando todos los medios a su alcance en enfatizar los detalles más pequeños pero más intensos, como ese roce de manos entre la recién casada y el amor de su vida, esa caricia prohibida que emana chispazos de sufrimiento y deseo.
‘La novia’ es un ejercicio estilístico muy poco común en nuestros días, la maravillosa unión entre fotografía, banda sonora e interpretación que homenajea con absoluto respeto y admiración al autor granadino. Extrapola el texto teatral a una nueva dimensión cinematográfica en la que no hay ni un solo elemento dejado al azar. Quizá esa ambición preciosista, esa persecución constante de una belleza arrebatadora, es la que impide al espectador empatizar con tan trágicos acontecimientos con la misma intensidad que destilan cada plano, cada frase susurrando prodigiosos versos. Pero eso no le resta ni un sólo mérito a la directora. Ella no tiene la culpa de que la poesía, de que el arte más abstracto y evocador, haya sido desterrado de nuestras vidas, ninguneado por su consentido hermano menor. Ni de que el amor más intenso y desgarrador, el que ya no mueve montañas, se perciba en pantalla como lo más parecido a la ciencia ficción.
LOVE 3D, amor y sexo en toda su dimensión
Llegaba precedida de una polémica campaña en la que, sin sutileza alguna, el semen era el absoluto protagonista. Imágenes burdas, con el único propósito de polemizar y llamar la atención en un mercado altamente competitivo. Sin duda hacían referencia a la explicitud de una película que no teme al sexo pero no hacían justicia a un Gaspar Noé con ganas de algo más que provocar. Y es que ‘Love’ quiere ser algo más que una cinta transgresora, sobre todo porque hace ya tiempo que una corrida en todo su esplendor dejó de ser novedad en la gran pantalla.
La primera escena, un plano fijo con una pareja masturbándose mutuamente, sin ningún tipo de censura, es una innecesaria declaración de intenciones. El cine debería tener asumido que el sexo forma parte de la vida cotidiana de su público, mucho más que la omnipresente violencia. En cambio, todo lo posterior, sobre todo la primera mitad, es una vibrante reflexión sobre las relaciones de pareja, sobre el imprevisible rumbo que puede adquirir lo que empezó en tan buen puerto.
La llegada de un trío a las vidas de Murphy y Electra desemboca en una espiral de decadencia a la que asistimos de polvo en polvo. La escena del propio ‘ménage a trois’ está rodada con absoluta elegancia, incluso ternura, alejada de todo mal gusto. Como exige uno de los propios personajes de la película, Gaspar Noé logra captar a la perfección la sexualidad sentimental. Lástima que la segunda mitad se adentre en la senda de la provocación y que finalmente uno termine aborreciendo tanto clítoris y tanto pene erecto. El 3D, por cierto, sólo se justifica por una sola escena y no hay que ser muy hábil para adivinar qué hazaña pide a gritos la tridimensionalidad. Sin duda, dará que hablar.
THE GIFT, el regalo previsible envuelto con giros de guión
Arranca como el típico ‘thriller’ de sobremesa. Un antiguo compañero de clase del protagonista aparece de improviso y se adentra lenta y peligrosamente en su matrimonio. La tragedia se ve venir, cocinada a fuego lento, consciente el espectador de que la fórmula obsesivo-compulsiva se acelerará frenéticamente en su segunda mitad. Pero la virtud de ‘The gift’, ópera primera del australiano Joel Edgerton, también en el papel de antagonista en la cinta, es precisamente la de volcar presupuestos y sorprender al espectador.
Porque la película da un vuelco a mitad del metraje y nos descubre verdades ocultas, trasfondos imprevistos en personajes impolutos, convirtiéndose en un elegante ‘thriller’ sumamente eficaz en la creación de un clímax asfixiante. La resolución, en cambio, vuelve al terreno conocido, el de la venganza. En vez de rematar el enfoque en torno a las falsas apariencias, decide unir las nuevas revelaciones con las antiguas. El resultado, aunque más convencional, no resulta menos efectivo.
VULCANIA, valiente pero tímida incursión del cine español
Pocas producciones españolas se adentran en el complicado terreno de la ciencia ficción más realista, esa en la que no predominan los robots y la tecnología de última generación sino un universo costumbrista en un contexto hipotético e irreal. En el caso de ‘Vulcania’ se trata de una comunidad cerrada y dictatorial en la que el trabajo en una fundición de acero es lo único que dignifica a sus integrantes, adoctrinados mediante el discurso del miedo a lo desconocido y una falsa apariencia de libertad. ¿Os suena de algo?
La crítica es tan evidente que incluso se refuerza con la frase “ni siquiera sabríais ser libres”, por si a algún espectador despistado no le había quedado claro el mensaje. Todo lo valiente que es el debutante José Skaf recreando una atmósfera que tan pronto recuerda a ‘El bosque’ como a ‘Perdidos’ deja de serlo en cuanto decide reducir los momentos de tensión a su desenlace. Un enorme plantel de actores, encabezado por José Sacristán, Aura Garrido, Ana Wagener y un soberbio Ginés García Millán, queda desaprovechado por un planteamiento que finalmente no sabe explotar todo su potencial.
THE INVITATION, la fórmula Sitges perfecta
Si existe una película que reúne todos los requisitos para triunfar en el Festival de Sitges esa es sin duda ‘The invitation’. Ambiente inquietante, trama sectaria, diálogos más o menos ingeniosos, algún atisbo de sentido del humor y, sobre todo, un sprint final de tensión y violencia detallista que hace las delicias de un público con ganas de carnaza. La directora Karyn Kusama tiene todos los números para situarse en el palmarés del certamen fantástico. Otra cosa es que su película sea redonda.
La premisa de ‘The invitation’ parecía interesante. Un ‘thriller’ que quiere reflexionar sobre los absurdos mecanismos que utilizamos los seres humanos para superar el dolor y la pérdida. Pero para eso ya contamos con la insuperable ‘The Leftovers’. Porque al final, la primera mitad de esta cinta pierde el tiempo de cháchara entre amigos que han sufrido la ausencia de un ser querido y no encuentra su ritmo, trepidante y desbocado, hasta un rompimiento de copas demasiado tardío. Compases contrapuestos que desembocan, eso sí, en una de las escenas finales más turbadoras del género.
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